Un influencer en una persona influyente aplicandolo principalmente al contexto internet, siendo de gran atractivo como herramienta de marketing online de marcas por su capacidad de convencer. No es de extrañar que por ello hoy día, casi todo el mundo quiere ser un famoso influyente y por ello actualmente el fenómeno influencer está sobresaturado, polemizado y algo perjudicado pese a que vive sus mejores días ¿Es este el comienzo del fin de muchos de los influencers que conocemos para dar pie a una nueva generación que supongan un soplo de aire fresco? ¿Esta cambiando los intereses de los seguidores? o ¿Está el fenómeno en su totalidad empezando a desprestigiarse? ¿Necesita el público la cercanía y confianza perdida? ¿Que tipo de influencers quieren los potenciales seguidores?
El fenómeno influencer parece estar viviendo su época dorada y es que sí, hay quien lo concibe sencillamente como una época, como algo pasajero. Si bien es cierto aquello que dicen que nada es para siempre, y los gustos y hábitos de la sociedad nos han acostumbrado a vivir en este mundo cíclico donde lo que hoy se lleva, se habla, se vende... mañana ya no.
En sus orígenes nadie hablaba de marketing emocional, nadie utilizaba el término influencer como tal y ni las grandes medios de prensa y publicidad comprendían como estos primeros blogs de bitácora que escribían eran capaces de captar tanta atención. Las dudas se disiparon con el tiempo cuando se llegó a la conclusión que la esencia de las (y los) hoy día llamadas (y llamados) influencers, era la cercanía. Chicas y chicos, como tu y como yo, que respondían cuando les dejabas un comentario, que se mostraban en un "status" socio económico como el de la mayoría de los mortales y que sufrían y padecían como todo ser humano. Y en un mundo crecientemente individualista, donde la sociabilización cara a cara empezaba a ser una costumbre anticuada gracias a las primeras redes sociales, tener al otro lado del ordenador a alguien con quien compartir intereses, aficiones, pensamientos y coincidir con ellos... resultaba divertido y hasta agradable. Ay que tiempos de inocencia, alma de cántaros!
Tanta atención se les dio, que las pequeñas, medianas y grandes marcas y empresas pensaron que sino podían con ellos, lo mejor era unirse a ellos. Así se comenzó a comprar la fidelidad de nuestros "amigos y amigas" virtuales y se empezó a emborronar la frontera de "te lo recomiendo porque me gusta" y "te lo recomiendo porque me pagan". Estos blogs empezaban a estar invadidos por la peligrosa y poderosa publicidad. Y es que el término publicidad implica un conjunto de estrategias, imperceptibles en muchas ocasiones por el resto de la sociedad, perfectamente estudiadas según el comportamiento y psicología humanas y capaz de modificar su conducta y su modo de vida, hasta tal punto de abrir y cerrar etapas sociales según los intereses económicos de quienes llevan a cabo estas estrategias. Y en esta ocasión tocaba abrir una de estas etapas, la de los influencers, llamados así por su capacidad de influenciar de tal manera que podían ser usados para venderte la moto y hasta peines para calvos si hacía falta.
Comienza aquí la filosofía de la unión para crecer juntos, entre las marcas y los influencers que empezaban a vivir en un mundo de ensueño recibiendo paquetitos con su ropa, cosméticos y productos soñados, además de viajes patrocinados por el mundo, todo totalmente gratis... que narices! cobrando encima por ello! mientras su pequeño hueco en internet (blog, youtube o instagram principalmente) se hacía más grande y glamouroso de la mano de las marcas y viceversa.
A aquellas "amigas" virtuales que vivían y vestían como tu, parecía haberles tocado la lotería y a ti te tocaba asumir el papel de buena persona que se alegra por todo lo que les estaba pasando, pese a que su condición ya nada tenía que ver con la tuya. La conexión que en un principio existía con la cercanía ahora se disculpa bajo el concepto de "inspiración" que es la cualidad de las que se les dotó refiriéndose a que "si no puedes acceder a llevar ese bolso de lujo inspírate en él sustituyéndolo por otro low cost parecido".
Hasta que... se les subio a la cabeza!
Si en un principio todo comentario solía tener una respuesta... ahora un influencer no se permite contestar comentarios, dudas u ofrecer palabras de agradecimiento... debe estar muy ocupado haciendo parecer su condición de inaccesibilidad. Su apretada agenda y su high life le tienen muy ocupado... compréndelo!
Y quizás en un intento de captar la atención de los egos heridos de los influencers, surgieron los primeros "haters" que curiosamente empezaban a tener, en muchos casos, más atención que los fieles fans. Esas respuestas selectivas y defensivas que ofrecían influencers a haters demostraban que si llegaban a ello es porque habían leído el resto. Aja! Para eso si tenéis tiempo!
Ya nos empezaba a rondar la mosca detrás de la oreja... vaya... vaya... que humos se gastan!
Y entonces apareció la palabra... Postureo! Eramos pocos y pario la abuela!
Muy chistosa la palabrita, que hace alusión a la actividad de adquirir "poses" artificiales a través de las fotos, extendiéndose también a todo contenido expuesto en internet con el fin de causar siempre buena impresión. Tan buena que no puede ser verdad! Y lo peor... que todo el mundo, influencer o no, empezaba posturear... hasta tu madre se hizo un facebook para posturear delante de la familia! Madre mia! (nunca mejor dicho). Las redes sociales dejaron de ser un lugar donde exclusivamente se podía encontrar consuelo a penas, indignaciones y soledades para compartir espacio con una utopía que nos hacía parecer a todos famosos, ricos, guapos, queridos y exitosos, algo que acrecentaba el individualismo. Las redes sociales ya no eran tan "sociables".
Pero volviendo al principio, como todo es cíclico en esta sociedad, aquello que de saberlo no se hubiera permitido, ahora que lo sabemos queremos recular. Todo tiempo anterior fue mejor. La palabra postureo empieza a dejar de ser chistosa para adquirir una connotación negativa relacionada con personas vacías, egocéntricas e hipócritas. Es casi una ofensa que te digan que estas postureando. Y si antes la novedad y originalidad era resaltar por, primeramente, tener cualidades semejantes a las tuyas con las que conectar a través de internet, seguidamente por alcanzar el supuesto éxito de un modo vertiginoso, ahora la novedad es el polo opuesto, el no querer ser o parecer famoso. El problema es que si no eres famoso no puedes influenciar a las masas para no serlo y contribuir a paliar la tontuna de la vanidad humana.
Ya nos hemos cansado de alimentar una promoción de un mundo irreal, ya nos hemos cansado de intentar imitarlo o inspirarnos como lo llaman algunos. Ya nos hemos cansado de alimentar el ego, la cuenta bancaria y el contador de visitas, likes y seguidores de algunos que no aportan mucho más. Ya nos hemos cansado de ver a mujeres que hablan de las veces que van al gimnasio, de las veces que van al salón de belleza, de las veces que se hacen la manicura, de las veces que van de compras, de las veces que salen de viaje entre arrebatos de feminismo... de la mujer perfecta y superficial, sumergiendo bajo capas de maquillaje su indudable inteligencia, sinceridad y en definitiva sus instintos más primarios que las hacen parecer personas y no deidades. Ya nos hemos cansado que las fotos de belfie (fotos posturiles de traseros con auge en instagram) no nos dejen ver bien que hay en el interior de las personas.
Una parte de la sociedad empieza a reclamar la naturalidad, para volver a tiempos mejores, donde el circo aún no se había montado y empiezan los unfollow, el descenso de visitas y los nuevos follows hacia nuevos influencers de otro tipo con otras cualidades más entretenidas o constructivas con las que conectar ahora. Aunque aún queda mucho trabajo por hacer con el público jóven y sus gustos y preferencias de influencers un tanto conflictivos como últimamente viene siendo noticia gracias a las polémicas surgidas en la plataforma Youtube. Y luego están las masas a las que su subsconciente les debe de jugar una mala pasada, lo que más odian es lo que más siguen, ven y consumen. O aquellas otras que aún validan el término "inspiración" para convertir en ejemplos a influencers que lejos están de sus posibilidades socio económicas.
Quizás en esta necesidad de renovación, muchos primeros bloggers, comenzaron a llamarse instagramers y de nuevo muchos instagramers (y sin olvidar a los viners) ahora pretenden llamarse también youtubers (plataforma de influencers que en este momento goza de mayor protagonismo pero que los había pillado más desprevenidos). Todo apunta a que lo próximo puede que sea facebook, plataforma un tanto menospreciada por la mayoría de influencers y que puede ser que las novedades que actualmente tiene en fase beta atraigan a nuevos influencers... que, quizás, acaben llamándose facebookers... por eso de añadirle siempre el "morfema" -ers al final.
Y mientras que los actuales influencers luchan por mantener su liderazgo saltando de plataforma en plataforma. Los aspirantes a nuevos influencers de internet pelean por un hueco en el mundo de la supuesta "dolce vita" ya sea a base de esfuerzo por crear contenidos de buena calidad, ya sea con estrategias de marketing agresivas más o menos honorables para llamar la atención, ya sea aplicando SEO como si no hubiera mañana, ya sea haciendo buenas "amistades" ... o a través del conocido #follow4follow o de bots, lo que empieza a generar muchas dudas a las marcas patrocinadoras de la veracidad y honorabilidad de la influencia de muchos y muchas y se empieza a valorar más el concepto de calidad antes que cantidad, es decir, de buenos seguidores que de muchos seguidores, lo técnicamente llamado engagement.
Artículo por Verónica Santos


Excelente post. Estoy en blogger desde 2010 y la verdad el post es tal cual. Un beso grande
ReplyDelete